De Museos, Azules y Libros bonitos.

Me gustan los museos. Son sitios tranquilos, donde la gente habla en voz baja, la temperatura es agradable y los móviles están apagados. Son sitios donde se cuentan historias, donde se ven retazos de tiempo, miradas distintas sobre los mismos temas a lo largo del tiempo. Visitar un museo tiene algo de día de fiesta, de mañana en familia y de café relajado al final y de comida sencilla porque se ha hecho tarde y no ha dado tiempo de preparar nada elaborado.

Me gustan las exposiciones y, si bien desde la crisis, se ha redudido mucho, en cantidad y, seamos sinceros y un poquito pedantes, en calidad, todavía aparecen joyas, curiosidades, refugios. 

Así que cuando el Caixa Forum organiza una exposición, me gusta ir. La última fue "Azul. El color del modernismo". Fui porque tenía un día de fiesta, porque quería pasar una mañana fuera de casa y no tener la sensación de que la había perdido vagabundeando por la calle, mirando escaparates y tomando café (cosas que, todo sea dicho, son actividades estupendas para un viernes por la tade).

Fui con algo de suspicacia. Las exposiciones temáticas hechas de retazos, de cuadros de un artista de aquí y otro de allá me hacen sospechar que las han montado con humo, con restos de otros museos y que el hilo conductor que une las obras se debe, más que nada, a la inventiva de los organizadores. Fui sin expectativas y, ademas, el color azúl no es uno de mis favoritos. 

Pero fui, Y me encantó. 

Poquita gente, amplitud para tomar distancia con los cuadros y para moverse y retroceder y avanzar a gusto de cada uno. El ambiente, los cuadros, los azules, eran relajantes, serenos. Y yo, que tengo una sensibilidad cromática que no va más allá de la caja de seis de Alpino, vi azules. Incluso me apunté algunos nombres aunque no sabría distinguirlos: azul ultramar (lapislázuli), índigo, azul cobalto, azul ultramar francés, azul de prusia. 

Una maravilla. Una mañana bien aprovechada. 

Y a la salida paramos en la tienda. Y recibí un libro bonito: "Colorama. El libro de los colores del mundo" de Cruschiform. A continuación, las habituales fotos que no dejan ver, ni por asomo, lo bonito que es. Mi padre y yo estamos maravillados porque podemos apreciar (más o menos) los distintos matices entre colores.