Sobre cosas que hacen Navidad

Las coles de Bruselas hacen Navidad. En cuanto llegan a la mesa y ruedan por el plato se que ha llegado la Navidad. Igual que la piña que comemos de postre por aquello de que es digestiva, según dicen.
"Sonrisas y lagrimas" y "Mary Poppins" también hacen Navidad. Por lo menos cuando yo era pequeña y las películas eran algo más que un pretexto para un mosaico de anuncios así era. Y, por supuesto, "La pantera rosa"; es raro el año que no consigo verla en algún canal autonómico a horas indecentes de la madrugada.
¿Un libro que hace Navidad? "El Ponche de los Deseos", de Michael Ende. Una delicia mucho menos conocida que "La historia interminable" o "Momo" igualmente imaginativa en la que un cuervo desplumado y descreído y un gato gordo, vago y cobarde deben impedir que sus dueños, la bruja más perversa y el mago más siniestro, siembren el mundo de penalidades y miserias antes de que finalice el año. Para ello, deben impedir que consigan elaborar el Ponche de los Deseos. Conocido en círculos mágicos y alquímicos como el Ponche Genialcoholorosatanarquiarquiarqueologicavernoso.
¿Les parece difícil?
Prueben a decirlo con los ojos cerrados y sentirán vértigo.
Genialcoholorosatanarquiarquiarqueologicavernoso.
Es curiosa la mente humana. No soy capaz de recordar cómo se hace una raíz cuadrada, pero después de casi veinte años recuerdo todas y cada una de las letras del Ponche.

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