Expurgar

Tomemos una palabra cualquiera. Por ejemplo, "expurgar".
Según el diccionario María Moliner, "expurgar" es "Quitar de una cosa lo malo o inútil que hay en ella". Hasta ahí, ningún problema. 
El diccionario de sinónimos y antónimos nos ofrece como sinónimos "limpiar, purgar, aclarar, depurar, despejar". Todo bien.
Ahora, añadamos al verbo "expurgar" un artículo y un nombre. Por ejemplo "Expurgar una biblioteca".
Ahí, ¿lo ven ustedes?
Soy yo frunciendo el ceño.
Sé que el espacio es limitado y los libros, muchos, pero "expurgar una biblioteca" hace que arrugue la nariz. Me he deshecho de muy pocos. Tengo que tener muy claro que no hay ni una sola parte que quiera volver a releer para desprenderme de uno
En lo que se refiere a libros, soy por naturaleza acaparadora. Soy reticente a prestarlos, mucho más a devolverlos y rapiñadora en lo que se refiere a hacerme los que se quedan sin vigilancia.
Tal y como lo veo, mis opciones son las siguientes:
Esperar a que IKEA de con la fórmula para que las estanterías no sólo sean flexibles, sino que, además, ocupen poco espacio. Improbable.
Dejar de comprar libros. Bueno... Acordé conmigo no comprar libros nuevos hasta que no terminara de leer los que tenía por casa. Y lo cumplo... a veces. Es difícil. Hay tantos y tan atractivos. Y todos parecen llamarme desde las contraportadas.
Me queda el libro electrónico, pero no me convence. La pantalla del ipad brilla demasiado para mi gusto. Y ya paso suficientes horas al día delante de un ordenador como para añadir más pantallas brillantes a mis agotadas retinas.  Hay formatos de libros digitales de otras marcas que no brillan, lo cual prefiero. Pero me parecen pequeñas, me paso el rato achinando los ojos y parezco más miope de lo que ya soy.
Luego está la cuestión del precio. No hay una diferencia abismal entre el libro en papel y el electrónico. Me parecen excesivamente caros cuando soy yo la que pongo el soporte y, puestos a pagar, prefiero el formato tradicional. Apilable, sólido, sin cables, de encendido instantáneo y a prueba de averías.
Así pues no me queda más que forrar las paredes de estanterías y vivir de perfil, por aquello de ocupar menos espacio.

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