Los viajeros de la noche, de Helene Wecker.
Los viajeros de la noche venía precedido de mucho ruido. Al menos en el mundo de internet. La portada original del libro es una preciosidad (si, a veces las portadas me llaman) y sólo había escuchado buenas críticas.
Y malo no es.
La premisa es interesante: una golem y un genio del desierto se encuentran en el Nueva York de finales del siglo XIX. Prometía magia y aventuras, pero no termina de arrancar.
Muchas páginas. Muchos personajes. Un final precipitado que no me termina de convencer y que no me parece fiel con el desarrollo que han seguido los personajes, sobre todo el genio.
Y, repito, la idea es buena. Una golem se despierta en mitad de la travesía hacia América para encontrarse con que se ha quedado huérfana de dueño y que está a merced de los deseos, miedos y anhelos de los pasajeros. Un genio se despierta en una orfebrería en Nueva York sin recuerdos de cómo fue hecho prisionero. Dos criaturas fantásticas, solas y perdidas en el mundo de los humanos.
Y, a partir de ahí, los personajes dan muchos paseos y hablan mucho. Pero ni los paseos ni las charlas parecen llevarles a ningún sitio. Los secundarios entran y salen de escena sin motivo aparente. Saltamos en el tiempo y entre los personajes. La acción se estanca. Realmente no sucede nada hasta las últimas cien páginas.
La ambientación de Nueva York es correcta. La evocación del desierto es bueno. Y la labor de documentación sobre los ritos judíos, los barrios de inmigrantes y los beduinos del desierto es sólida.
Pero no me termina de convencer. Insisto en que es un libro correcto pero, por algún motivo, no es para mi.
Tendré que seguir buscando.
Por cierto. ¿Era necesario cambiar el título original? "The golem and the jinni" podría haberse traducido perfectamente como "La golem y el jinni" y hubiera sido mucho más fiel al contenido del libro que "Los viajeros de la noche", que me suena a vampiros y a inmortales.
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