Carne, piel y sangre



Cuando tomé su mano para leerla vi una vida larga. Vi noches infinitas seguidas de amaneceres dulces. Vi prosperidad y buenaventura. Pero no me vi en ninguna de las líneas, de las arrugas o de los poros de su piel.
No le solté la mano. 
Tomé una navaja y con el filo le arañé mi futuro junto al suyo, en cada línea, en cada arruga y en cada poro. 

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