Lunes de diccionario. Sargal.

sargal

1. m. Terreno poblado de sargas.

Las luces del coche trazaban la carretera en una noche sin luna. En los asientos delanteros un hombre y una mujer guardaban silencio, los labios bien apretados para no retractarse de la decisión que habían tomado; en el asiento trasero, Hansel y Gretel se cogían de la mano. No se habían soltado en las dos horas que había durado el viaje.

Dieciséis años atrás el hombre y la mujer los habían recibido con la ilusión de los padres primerizos. Pero tras quince años de seguir engendrando parejas de gemelos, ya no podían alimentarlos. 

El coche aminoró la marcha al llegar a una curva. Las luces iluminaron el sargal que precedía al río. 

—Bajad —dijo el padre. 

Hansel y Gretel no se movieron. 

—¡Por lo que más queráis, bajad de una vez! —ordenó la madre. 

Gretel abrió la puerta y tiró de la mano de su hermano. 

—Pagaréis —dijo Hansel entre los dientes apretados. 

—Con dos bocas menos pagaremos mucho menos —añadió el padre. 

Gretel cerró la puerta con rabia. El ruido no resultaba tan dramático cuando no había nadie que lo pudiera escuchar. Nadie que los pudiera recoger y llevar de nuevo al pueblo. 

El coche giro, resbaló en el barro del sargal y se marchó, llevándose las luces y el camino con él. 

—¿Y ahora? —preguntó Gretel. 

—Ahora saldremos de aquí —afirmó su hermano. 

—¿Cómo? ¿Acaso has ido tirando migas de pan?

—No. Pero mi móvil lleva GPS. Empieza a caminar o nos helaremos. No puedo esperar a ver sus caras cuando nos vean entrar por la puerta. 

—No —dijo Gretel. 

—¿No? —Hans no comprendía a su hermana. Y normalmente podía hacerlo sin ninguna dificultad. 

—Tu móvil puede llevarnos a cualquier lugar del mundo ¿no? Pues que nos lleve bien lejos. A un lugar cálido. 

Hans asintió, pensó un segundo e introdujo un destino. Los chicos se pusieron en marcha. En una noche sin luna la pantalla del móvil trazaba el camino.