Lunes de diccionario. Lobagante.

lobagante

Del lat. vulg. *lucopante, y este del gr. λυκοπάνθηρος lykopánthēros 'onza2', por la apariencia feroz que le proporcionan sus grandes pinzas.

1. m. bogavante.

El restaurante estaba acordonado. Dentro, los platos se enfriaban en las mesas, abandonados en una carrera que había dejado el suelo sembrado de sillas  volcadas y de servilletas sin dueño. 

En medio del caos, el chef lloraba sentado en el suelo mientras el sumiller lo consolaba con suaves golpecitos en el hombro. En un rincón, camareros y cocineros guardaban un respetuoso silencio. 

Frente a ellos, desplomado sobre una mesa, estaba el cadáver. En el cuello llevaba la servilleta, todavía anudada, y unas tenacillas de mesa firmemente clavadas.  

El inspector al mando sacó una libreta.

- ¿Alguien puede explicarme qué ha sucedido aquí?

El primer oficial se acercó solícito, sacó su libreta de notas y carraspeó.

- Verá, señor, al parecer acababan de servir la langosta…

El chef lo interrumpió con un grito indignado. El sumiller redobló sus golpecitos de consuelo y se aclaró la garganta.

- Déjeme a mi, chef. Señor inspector, acababan de servir el lobagante. No la langosta; el lobagante. Una maravilla, si me lo permite; capturado esta misma mañana. Emile lo cocina al vapor de agua de mar y lo aromatiza con algas salvajes. Se cubre con una salsa de mantequilla fresca, artesana y orgánica y se sirve con un aderezo de eneldo salvaje. Luego, se espera a que alcance la temperatura adecuada a la sala para servirlo. Es un plato sublime, la especialidad de este restaurante. Emile es famoso por ello. Y este salvaje, esta imitación de ser humano con gusto, este bárbaro ¿sabe qué hizo?

El chez lazó un aullido desconsolado. 

- Sacó una bolsita de kétchup del bolsillo - concluyó el sumiller.

Los camareros y los cocineros entonaron un coro de exclamaciones de disgusto.

El inspector se giró hacia el cadáver. Efectivamente había una bolsita junto al cuerpo. 

- ¿Por eso lo asesinaron?

El sumiller alzó el mentón.

- Hay crímenes que no pueden quedar sin castigo.