Catarro veraniego.

—Vamos a ver, niños, ¿Cómo se cura un catarro?

—Hay que estarse bien tapado con una manta y tomar sopa caliente y una medicina.

—¿Y cómo se cura un catarro en pleno verano?

—...

Pues eso, que he estado acatarrada. Un trancazo digno de anuncio de antigripal, de esos que ponen en lo más crudo del invierno cuando los telediarios abren diciendo aquello de "la gripe ha alcanzado el nivel de epidemia". 

Y si estar acatarrada en invierno es incómodo, en verano es algo insoportable. Pasen las montañas de pañuelos de papel, pase el tener que ir a la farmacia para comprar bisolgrip mientras el resto de clientes cargan cremas con protección solar. Pero lo que no pasa de ninguna manera es el calor. 

Porque cuando uno está acatarrado está congestionado. El problema es que esta semana hacía tanto calor que mi casa también estaba congestionada. Las paredes estaban calientes, el ventilador removía aire estaba caliente. Incluso el suelo desprendía tanto calor que en algún momento llegué a pensar si no habría brotado una manantial de aguas termales bajo mis pies. 

La remedio del catarro lo conocemos todos. Da igual lo que tomes: son siete días con medicinas o una semana sin ellas. Y así he estado. He generado mi propia montaña de pañuelos, he moqueado y estornudado mientras el resto de la humanidad se cocía al sol, he languidecido en el sofá, con T a mis pies y el ventilador trabajando en modo "combate contra ola de calor" y he tomado tés después de dejar que se enfriaran durante media hora. 

¿Mi humor esta semana? Negro, negrísimo. Y eso que verme así de acatarrada parecía despertar sonrisas en el resto de la gente. 

Por cierto, que esta semana T. no se quedaba a mis pies por lealtad, sino porque allí llegaba el aire del ventilador. 

¿Lo bueno?

He aprovechado para leer "Los niños del ferrocarril", de Edith Nesbit. Otro de literatura infantil inglesa para mi colección. No me ha encandilado como otros, pero es agradable: muchas teteras, niños respetuosos que a veces meten la pata y se muestran contritos, adultos que actúan como adultos y un final feliz.