Los chicos del ferrocarril, de Edith Nesbit.

Siguiendo con mi colección de "clásicos infantiles ingleses que no leí porque no sabía que existían, pero debería haber leído de niña", le toca el turno a "Los chicos del ferrocarril", de Edith Nesbit.

Los chicos del ferrocarril son Roberta (Bobbie), Peter y Phyllis. Viven en Londres hasta que un día su madre les dice que su padre ha salido de viaje y que tardará en regresar y que deben mudarse al campo porque ya no tienen tanto dinero como tenían.

Y es en el campo, donde quedan fascinados por el ferrocarril que será, junto con su viajeros y los empleados de la estación el centro de sus aventuras.

Debo reconocer que no me ha gustado tanto como otros clásicos ingleses. Los niños me han resultado un tanto ñoños y le ha faltado a la autora ese humor, esa chispa que caracteriza otros clásicos. No me ha gustado que su madre les ocultara el por qué de su viaje al campo (su padre había sido detenido bajo falsas acusaciones; una idea que parece enlazar con el caso Dreyfus).

Sí que le reconozco que los niños se comportan como niños, que no siempre obran de modo correcto y que, de vez en cuando, irritan a los adultos. Pero cuando se disculpan desprenden cierta moralina que no me termina de convencer.

Supongo que, en general, el libro tiene un tono cándido, idílico que se asocia al campo y a la niñez. No sé. Quizá es porque me pilló en plena ola de calor y con un catarro.

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