Bandas rojas con ribetes dorados
Doña Angélica nos quiere mucho. Es la única profesora de todo el colegio que sabe ponernos la bufanda con un nudo que ni aprieta, ni se suelta. Nos cura los raspones de las rodillas sin que nos escuezan. Si nos descubre jugando en el bosque que hay al lado del colegio nos castiga, pero poco. Y nunca, nunca nos riñe cuando no nos sabemos la lección. Pero eso pasa pocas veces. Que no nos sepamos la lección, quiero decir. Porque Doña Angélica es tan buena que siempre nos la sabemos. Somos la mejor clase de nuestro curso. Nos sabemos los nombres de todos los ríos y de todos sus afluentes y nunca los cambiamos de sitio. Si alguna vez fallamos es por culpa de Alicia, que se pone nerviosa y se queda en blanco cuando la sacan a la pizarra. Úrsula, que es la delegada de clase y Pascual, que es el subdelegado, hablan con ella en un rincón del patio. Alicia se pone muy roja, y se aprieta las manos, y promete que estudiará más. Pero la siguiente vez que le ...