Lunes de diccionario. Correa.

correa
Del lat. corrigia.
1. f. Tira de cuero u otro material que sirve para atar, ceñir o colgar.
2. f. Cinturón, especialmente de cuero, para sujetar los pantalones.
3. f. Cinturón de cuero con una tira pendiente, que se usa en algunos hábitos religiosos.
4. f. Conjunto de dos tiras de cuero u otro material que, prendidas de un objeto y provistas de un sistema de engarce entre sí, se usan para ceñir o sujetar aquel objeto. La correa del reloj.
5. f. Flexibilidad y extensión de que es capaz una cosa correosa, como la miel o una rama verde.
6. f. Aguante, paciencia para soportar ciertos trabajos, bromas, burlas, etc.
7. f. Arq. Cada uno de los maderos que se colocan horizontalmente sobre los pares de los cuchillos de una armadura para asegurar en ellos los contrapares.
8. f. pl. Tiras delgadas de cuero sujetas a un mango, que sirven para sacudir el polvo.




Con gesto ampuloso, Bobo Back cruzó los brazos alrededor del cuerpo y acomodó las manos para después dejar que Serena abrochara las correas de la camisa de fuerza. Luego juntó los pies para que su ayudante le atara debidamente las cadenas y se dejó colocar una argolla alrededor del cuello. Durante todo el tiempo, el silencio del Gran Teatro se hizo cada vez mayor hasta alcanzar el punto culminante de emoción y expectación en el que él, Bobo Black, anunciaba la frase que también rezaban sus carteles. 
—¡Sin trampa ni cartón!
El ambiente se distensión y el público rompió a aplaudir. 
Bobo Black hizo una reverencia y buscó la mirada cómplice de Serena.
Siempre se habían compenetrado bien. Ella, sin palabras, sabía hacerle entender qué había en los bolsillos de el elegido de entre el público en los  números de mentalismo. Sabía deslizar palomas adormecidas entre las anchas mangas de las señoras y sabía darle las cartas en el orden correcto. Y siempre, antes de cada número de escapismo le hacía saber si había aplicado la presión correcta en los cierres y si había vuelto a coser la llave del tanque en el pespunte de la manga derecha de la camisa. 
Si. Siempre se había compenetrado bien. Y aquella noche, cinco días atrás, cuando llegaron a la ciudad, se compenetraron mejor. Y luego… bueno… Bobo Black no le había sido exactamente infiel. Él sentía lo que sentía en cada momento, en eso era sincero. Pero también era cierto que era un hombre curioso y que en esa ciudad había muchas mujeres intrigantes. 
Bobo Black buscó la mirada de Serena, pero su ayudante miraba al público, con una sonrisa arrolladora. 
— ¿Serena? —Susurró sin mover los labios. 
Serena hizo un gesto tan ampuloso como los suyos y señaló hacia el tanque lleno de agua. Entonces sí, le devolvió la mirada. 
Y, para pasmo de su público, Bobo Black comenzó su truco de escapismo en seco.

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